
España, a través de su Consejo de Ministros ha aprobado un real decreto por el que se modifica la norma de calidad relativa a la miel, con el objeto de incorporar a la legislación nacional las modificaciones introducidas en la directiva de la Unión Europea, impulsadas durante la Presidencia española del Consejo en el segundo semestre de 2023 y culminadas en 2024.
Uno de los objetivos de la nueva norma estatal, demandada por la totalidad de las organizaciones profesionales agrarias representativas de los apicultores y por el movimiento cooperativo, es la mejora de la información proporcionada al consumidor sobre el origen de la miel. Así, se establece la obligación de indicar en el campo visual principal de la etiqueta el porcentaje que representa cada uno de los países de origen de la miel, en el caso de las mezclas.
España fue pionera en la Unión Europea (UE) en la clarificación del etiquetado de origen de la miel, al establecer, desde 2020, la indicación obligatoria en el etiquetado de la lista de los países de origen donde la miel y sus mezclas hayan sido recolectadas. Con la modificación de la directiva europea, se consiguió que además de indicar los países de origen, se especifique también la proporción de cada uno de ellos.
Con la incorporación de esta modificación a la legislación nacional, se pretende proteger y aumentar la competitividad de las mieles de origen español y reforzar el mercado nacional, al dotarlo de mayor transparencia e información, y posicionar los productos frente a las mieles importadas.
Con esta modificación se incorporan las novedades introducidas en la normativa de la Unión Europea que culminaron en 2023
La nueva norma garantizará los máximos estándares de calidad y pureza y la protección de la miel de origen
La norma garantiza que el producto que llega al consumidor no ha sido desprovisto de las sustancias o ingredientes naturales que le confieren sus propiedades características y cumple con los criterios de composición, calidad y pureza que establece la normativa.
Con esta modificación se elimina la variedad miel filtrada y se establece que, aquella a la que se le haya retirado una parte importante del polen, será considerada miel para uso industrial, y no podrá comercializarse directamente al consumidor final. El polen es un componente clave de la miel y proporciona un vínculo con su origen botánico.
Con todo ello, se pretende garantizar a los consumidores un producto con la máxima calidad, así como una mayor transparencia en cuanto a su origen y características.
La apicultura en España y en Castilla y León

El sector apícola tiene una gran relevancia en España, como ponen de manifiesto sus principales indicadores económicos. Con un censo de más de 2,8 millones de colmenas entre los dos sistemas productivos, estante y trashumante, la producción final en 2023 se situó en 27.423 toneladas.
España cuenta con 36.893 explotaciones, de las que alrededor del 17% son profesionales (las que reúnen más de 150 colmenas), lo que supone el nivel de profesionalización del sector apícola más alto de la Unión Europea. De hecho, el 80% de la producción procede de la apicultura profesional.
En Castilla y León, son 6.404 (17,4%) las explotaciones apícolas registradas, lo que supone un dato notable porque, entre 2010 y 2023, el número de explotaciones apícolas en España se han incrementado un 34,8 por ciento, y en Castilla y León un poco más, 36,6%, lo que significa un 2% más de incremento en Castilla y León.
En cuanto a los datos provinciales, en Castilla y León la mayor producción la aporta Salamanca, pero la apicultura tiene un peso significativo en las 8 provincias restantes. En muchos casos se trata de una actividad a tiempo parcial, pero en la comunidad sumaba en 2023 un total de 707 profesionales, un número que ha aumentado en los últimos años, dado que en 2020 el número de explotaciones profesionales era de 682, lo que significa que se ha producido un incremento del 3,67%.
"Lo importante de esta pequeña subida es que se ha producido en un contexto general de bajadas en el número de explotaciones agroganaderas, según manifiesta un portavoz del sindicato profesional agrario ASAJA Castilla y León.
El sector apícola desempeña también una importante función social y de vertebración del territorio en el medio rural, así como medioambiental, por su contribución a la polinización de las distintas especies vegetales y de ecosistemas endémicos muy amenazados por la variabilidad climatológica.
Hay que destacar también que la apicultura es una de las alternativas para los jóvenes que se incorporan al sector, sobre todo en zonas donde es difícil emprender otras actividades.
El sector apícola desempeña también una importante función social y de vertebración del territorio en el medio rural, así como medioambiental, por su contribución a la polinización de las distintas especies vegetales.