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Cuéllar, tierra de pinares

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La localidad segoviana de Cuéllar se encuentra a medio camino entre las ciudades de Segovia y Valladolid en la meseta castellana y rodeada de 15.000 hectáreas de pinares para pasear, disfrutar y sentir la naturaleza. El pinar dispone de varias sendas naturales acondicionadas a través de diferentes ecosistemas que pueden recorrerse con guía previa reserva.

 

Además de su ingente patrimonio natural, el viajero podrá disfrutar también de su enorme patrimonio artístico. No en vano la historia de Cuéllar se remonta a más de tres mil años de antigüedad como atestiguan los restos descubiertos de la Edad del Bronce, un importante poblado de la Edad del Hierro junto al castillo y un fructífero periodo medieval en el que se desarrolló el arte mudéjar que caracteriza a muchos de los templos que posee la ciudad.
 
En la silueta de Cuéllar destaca el monumental Castillo de los Duques de Alburquerque, monumento nacional junto con las murallas desde 1931. La fortaleza fue mandada construir a partir del siglo XI por el primer Duque de Alburquerque, D. Beltrán de la Cueva, nombrado señor de Cuéllar por el rey Enrique IV en 1464, sin embargo la mayor parte de sus edificaciones corresponden a los siglos XV y XVI. Se asienta sobre una construcción primitiva propiedad de D. Álvaro de Luna.
 
El castillo fue levantado en estilo gótico con torreones en las esquinas, tres de ellos circulares. Bajo el torreón sureste se encuentra la parte más antigua de la fortaleza original, que podría datarse en torno al siglo XII. La fachada sur se adornó con una galería renacentista en la que se abre un balcón que pertenecía al comedor y un ventanal de la sala de recepciones. Posteriormente se fueron abriendo ventanas según se disponían las distintas salas del castillo, de ahí la falta de simetría en esta fachada que está decorada con motivos geométricos realizados con la técnica del esgrafiado, muy frecuente en Segovia.

En lado opuesto se levantó la puerta principal con el escudo de Castilla y León con el lema de Enrique IV, "agridulce es reinar", el de los de la Cueva y el de la primera esposa de D. Beltrán, Doña Mencía de Mendoza. En el interior del rectángulo se edificó el palacio en torno a un patio central sostenido por columnas sobre las que se asienta una galería doble con arcos rebajados del s. XVI. Aquí se ubicaron los salones con techos artesonados y vigas, las habitaciones nobles, la zona de servicio, la bodega, la armería e incluso una pequeña capilla.
 
La Huerta del Duque la conformaban los jardines de la parte trasera del palacio en un terreno de más de ocho hectáreas que actualmente es un parque municipal en el que se organizan actividades lúdicas y deportivas.
 
El castillo de Cuéllar se encontraba muy bien defendido con dos filas de murallas que lo protegían de incursiones enemigas, una superior más alta y fortificada y otra inferior, de carácter más urbano, ambas con contramuralla y con una longitud aproximada de 2.000 metros que empiezan y acaban en el castillo. A lo largo de su historia la fortaleza ha tenido muchos usos; fue cuartel general de Lord Wellington y refugio del general francés Hugo durante la Guerra de la Independencia cuando Cuéllar sufrió el saqueo de las tropas de Napoleón.

 
Una de las salas que más asombran al visitante en el interior de la fortaleza es la mazmorra, también conocida como "pudridero", lugar al que los presos eran arrojados por un agujero practicado en el techo y que no disponía de ninguna puerta. La gran altura hacía que muchos presos no soportasen la caída y muriesen aunque otros no corrían esa suerte. Quedaban malheridos sobre otros cuerpos o excrementos que se iban descomponiendo en un lugar que no se limpiaba jamás hasta que morían. Se dice que de entonces proviene la expresión: "ahí te pudras".
 
En la actualidad el castillo de Cuéllar alberga la oficina de turismo, el archivo de la casa ducal de Alburquerque en la Torre del Homenaje - uno de los archivos nobiliarios más importantes de España - y ha sido cedido por el actual duque al Ministerio de Educación que lo ha convertido en parte en un instituto de enseñanza secundaria.
Es recomendable acceder al monumento con la visita guiada o con alguna de las visitas teatralizadas que se realizan en festivos y durante los fines de semana para comprender mejor los aspectos más representativos de la historia del castillo.

Aprovechando que os encontráis en la explanada del castillo podéis subir a las murallas, ya que Cuéllar cuenta con uno de los conjuntos amurallados más destacados de Castilla y León. Desde este punto se puede acceder a dos tramos de la muralla cuyos miradores gozan de unas vistas privilegiadas de la villa. Es una atalaya exclusiva que os otorgará una bonita panorámica sobre el conocido como "mar de pinares". El recinto amurallado de Cuéllar cuenta con numerosas puertas de acceso a la villa entre las que destacan la de San Basilio, en estilo mudéjar toledano que forma una bóveda de cañón flanqueada por dos torreones. En la parte superior se adorna con los escudos de los duques de Alburquerque y el del concejo de Cuéllar, representado por la cabeza cortada de un caballo. Los torreones daban acceso al adarve de la muralla y, bajo la base, un pasadizo conectaba con el castillo.

La puerta de la Judería daba paso al barrio judío donde algunas casas se construyeron junto al lienzo de muralla como el antiguo Estudio de la Gramática en cuyos muros aún se aprecian las saeteras defensivas. Este edificio era un centro de enseñanza gratuito para alumnos pobres fundado en 1424 por Fray Gómez González para educar hasta 200 alumnos por curso. Estuvo funcionando durante siglos e incluso por aquí llegó a pasar el Cardenal Cisneros, pues se trataba de un importante centro de enseñanza en la comarca.

La villa de Cuéllar cuenta con importantes templos de estilo mudéjar de los que ya os hemos hablado en el blog: San Andrés, San Martín y San Esteban, que en el 2017 acogieron la exposición Las Edades del Hombre. Pero la localidad cuenta con muchas otras iglesias que relatan su importancia durante la Edad Media. Acercaos hasta los restos de la iglesia de Santiago, pegada a la muralla junto a la puerta del mismo nombre para admirar su ábside mudéjar con arquerías y casetones, los restos del atrio y de la nave sur en ladrillo.
 
La iglesia de San Miguel se levanta en la Plaza Mayor de la villa y es de estilo gótico aunque con elementos románicos, mudéjares y renacentistas. Preside su altar mayor la Virgen del Rosario, una magnifica obra barroca atribuida a Pedro Bolduque y en una de sus capillas laterales podréis admirar un cuadro de Lucas Jordán con la Virgen, Sta. Ana y S. Joaquín. Los cuellaranos son fervientes devotos de su Cristo Yacente, que se puede admirar en este templo.

La Capilla de la Magdalena se yergue en el antiguo hospital de la Magdalena que fundó también Fray Gómez González en 1429 para atender a personas necesitadas. La portada de la capilla está realizada en estilo gótico y se adorna con los escudos de Alburquerque y del fundador y una imagen de Sta. María Magdalena.

Continuando el paseo por la villa de Cuéllar no debemos olvidarnos de su Plaza Mayor, de estilo castellano donde se sitúa el ayuntamiento que ocupa el edificio de la antigua cárcel vieja del siglo XVI. Muy cerca encontraréis algunos restaurantes o asadores para degustar las riquísimas especialidades gastronómicas de la zona como los torreznos, el cochinillo o el lechazo. El recorrido por las calles de la villa os descubrirá muchos otros palacios y casonas nobles como la Panera o casa del Duque de Alburquerque, construida a fines del siglo XVIII para almacenar grano. Quizá fuera también segunda vivienda de los Duques o sus familiares y se halla enfrente de la iglesia de San Esteban. El Palacio de Pedro I se encuentra a pocos pasos aunque no pudimos visitar su interior. Es un espléndido edificio de estilo románico civil con una torre almenada con ventanas geminadas en el que, según la tradición, tomaron matrimonio D. Pedro I y Doña Juana de Castro. Una de sus salas conserva un artesonado del s. XV con policromías originales.


Para concluir podéis visitar las Tenerías de Cuéllar, donde conoceréis más sobre el peculiar oficio de los curtidores y cómo convertían la piel en cuero. El edificio cuenta con un jardín japonés que en las noches de verano acoge conciertos y espectáculos. Una experiencia totalmente diferente.

La feria Cuéllar Mudéjar se celebra cada año a mediados de agosto cuando la localidad se engalana para recibir a los visitantes interesados en conocer de cerca la vida y costumbres del medievo. Estas son sólo algunas de las visitas y actividades que se pueden llevar a cabo en la villa castellana de Cuéllar.

 

Susana
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