JUAN C. LÓPEZ.- Aprovechando que el pasado 15 de agosto era miércoles y festivo, desde “La Alhóndiga”, Asociación de Cultura y Patrimonio, se organizó una visita a “La Lugareja” de Arévalo.
A las 12:30 de la mañana un nutrido grupo de personas se dieron cita en las inmediaciones de los restos del antiguo convento de trinitarios. La idea era subir en coches hasta las cercanías de “La Lugareja” aunque al final casi todos los asistentes decidieron hacer el paseo andando.
Una vez en la puerta de acceso a la finca en que está la ermita se esperó hasta la hora de apertura. El horario que tiene establecido el monumento, declarado como histórico-artístico el 3 de junio de 1931, es los miércoles de 13:00 a 15:00 horas.
Destacar que se facilitó el acceso a personas que, con movilidad reducida, querían acceder al lugar y poder contemplar directamente la ermita.
El espacio interior que corresponde al ábside central de “La Lugareja” sirvió para explicar a los asistentes algunos de los pormenores históricos y constructivos más relevantes de lo que fue iglesia de Santa María de Gómez y Román. Utilizando textos de autores tales como Mariano Guerras, Fernando Chueca, Marolo Perotas, José Jiménez Lozano, Manuel Gómez Moreno, María Isabel López Fernández, José Luis Gutíérrez Robledo o Raimundo Moreno Blanco se les acercó a los asistentes la enorme importancia que este pequeña ‘Catedral del Mudéjar” tiene dentro del Patrimonio Histórico-Artístico de Castilla y León y, por supuesto, español.
Los asistentes pudieron, una vez terminadas las explicaciones, contemplar y fotografiar de forma detallada el interior y el exterior de “La Lugareja”, que, en palabras de Fernando Chueca, es como “un extraño meteorito llegado del planeta babilónico”.
Algunas de las preguntas que se formulaban estaban relacionadas con la limitación del acceso al Monumento. Se les explicó que hasta el año 2005 se estuvo celebrando, con origen en el año 1540, la conocida como “Romería de la Lugareja”. La festividad, que tenía lugar el domingo siguiente al de la Ascensión, consistía en llevar en procesión la imagen de la Virgen de la Lugareja desde este lugar hasta la casa monacal, el Convento del Real de Arévalo, donde residían las monjas bernardas desde su traslado en el año 1524.
El conflicto entre la propiedad de la finca “El Lugarejo”, que es donde está situada la ermita, y las diversas administraciones civiles y eclesiásticas y que surge, al parecer, en el momento en que se intenta determinar quién es el propietario de la ermita ha derivado, con el tiempo, en un encono que ha propiciado el cercado del todo el recinto, incluso la plaza del “Lugarejo” que es anejo del Ayuntamiento de Arévalo, impidiendo el libre acceso a la ermita, salvo en los horarios indicados y que son los mínimos exigidos por la normativa legal al ser la antigua iglesia de Santa María de Gómez y Román un monumento incluido en el Catálogo de Bienes de Interés Cultural.