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La 7ª edición del Foro de la Cultura de Valladolid concluye con más de 13.000 espectadores, El Miedo protagonizará la 8ª edición de 2025

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Más de 13.000 espectadores han secundado el programa de actividades del Foro de la Cultura durante su séptima edición, que ha concluido hoy domingo con la celebración de los últimos diálogos en el Teatro Calderón. Unas cifras que acreditan la excelente respuesta del público ante un encuentro que ha llevado por título «Perdonen que me ría» y que, durante cinco días, ha reunido a más de 40 ponentes nacionales e internacionales para debatir sobre las distintas caras del humor desde ámbitos tan heterogéneos como la ciencia, la sociología, la psiquiatría, la literatura, la música o la comunicación.

 

El director del Foro de la Cultura, Óscar Blanco, ha expresado su «enorme satisfacción» con una edición que ha concitado el interés del público desde el anuncio de su programación: «ha sido sorprendente ver las colas que se formaban en el Calderón y llenar, cada jornada, el aforo del teatro y de otros espacios con la presencia de espectadores de edades tan diferentes. El Foro se ha consolidado como una propuesta atractiva y demuestra que, en momentos de polarización, la gente desea encontrarse en espacios de reflexión y diálogo».

 

Blanco ha avanzado también que la próxima edición, en 2025, versará sobre «el miedo». Para el responsable del encuentro vallisoletano, el «Foro debe seguir manteniendo ese componente de búsqueda y riesgo. Congregar a profesionales de disciplinas tan diversas para hablar sobre temas que suscitan interrogantes en cualquiera de nosotros está en el ADN del Foro y es una fórmula que nos hace, en cierto modo, únicos. Nos agrada comprobar como espectadores jóvenes y mayores y personas de ideologías o gustos, a priori, tan alejados conversan cuando terminan las mesas de debate sobre los temas que han protagonizado cada sesión».

 

El director del Foro ha querido, además, agradecer la colaboración en el comisariado de Joaquín Reyes y la apuesta de Fundación Telefónica como sede en Madrid del encuentro. Asimismo, ha subrayado «el compromiso de las instituciones patrocinadoras y colaboradoras» y se ha mostrado confiado «en sumar nuevos apoyos». Ha recordado, finalmente, que los diálogos suman, cada año, más de 50.000 visualizaciones en internet y que las personas que no pudieron asistir al Foro tienen a su disposición los pódcast de todas las sesiones celebradas en la web www.forodelacultura.es.

 

  • Óscar Blanco, director del encuentro, ha destacado la excelente respuesta del público, con aforos completos, y la presencia de perfiles de espectadores muy diversos en las sesiones programadas

 

El Teatro Calderón, el Aula Mergelina de la Universidad de Valladolid, las Cortes de Castilla y León, la sala Porta Caeli o la sede, en Madrid, de la Fundación Telefónica han sido, este año, los escenarios de un intenso programa de actividades que ha reunido a figuras como la psiquiatra irlandesa Veronica O’Keane, el sociólogo francés Michel Wieviorka, la especialista en investigación de cuidados paliativos Kathryn Mannix, los escritores Sergio del Molino y Santiago Lorenzo, el músico Julián Hernández, los integrantes del dúo Ladilla Rusa, el periodista Carlos Alsina, el cineasta David Trueba o los humoristas Joaquín Reyes, Javier Cansado y Pantomima Full, entre otros muchos invitados.

Joaquín Reyes: «Me identifico con la figura del bufón, intento reírme del que tiene poder»

La séptima edición del Foro de la Cultura de Valladolid ha bajado el telón el domingo 25 de febrero de 2024 con el diálogo que ha reunido a Joaquín Reyes y Arturo Valls, conducidos por la periodista de RNE Marta Echevarría en una cita titulada «Quien ríe el último». El humor, ha afirmado Reyes al inicio de la conversación, «tiene esa capacidad de revertir las situaciones, te permite reírte del de arriba y vengarte… Me identifico con la figura del bufón, intento reírme del que tiene poder». Valls ha reconocido que su faceta cómica tiene mucho que ver con «la inconsciencia» y que su escuela es la intuición: «notas un feedback con la gente, pero esa energía no la puedes trabajar. El público te compra o no te compra».

 

Los dos actores han coincidido en destacar que un mal chiste puede ser defendido por un buen cómico, aunque el humor —han añadido— vive de la oportunidad y de esa «complicidad», a veces indetectable, que surge con el espectador. Agradecidos por las oportunidades que han recibido desde que dieron sus primeros pasos en la profesión y del cariño del público, han lamentado que, en ocasiones, «te encuentras con alguien que no sabe separar la persona del personajes» y que, después de diez horas de rodaje, «no puedes ser gracioso».

 

«No comparto esa reflexión de que «ya no te puedes reír de nada»», ha sentenciado Joaquín Reyes cuando Echevarría le he preguntado por la censura. «Se hace mucho humor y la gente lo valora; lo que pasa es que hay más espacios donde expresar la crítica y los cómicos no asumimos bien la crítica. La censura la ejerce el poder, la crítica la hace el público», ha subrayado antes de recordar que muchos programas, entre ellos La resistencia, «un programa muy libre», tocan temas sensibles. 

 

Cuando Echevarría les ha preguntado por el momento profesional más especial en sus vidas, Reyes ha recordado su visita al programa Cine de barrio, así como un pregón en Albacete. Valls, por su parte, tiró también de ironía al señalar que «he tenido la suerte de ver a Falete tirarse de un trampolín».

 

La charla de Reyes y Valls ha estado precedida por el diálogo que, dos horas antes, han protagonizado el veterano humorista Javier Cansado, quien ha compartido escenario con su hija, Helena Pozuelo. «Hay muchos programas de televisión de humor, pero con poca vida», ha señalado el integrante del mítico dúo Faemino y Cansado, que, sin embargo, ha defendido la buena salud de la que, a su juicio, goza la comicidad española en la actualidad. «Ha tomado el relevo a Argentina», ha planteado Cansado en una conversación en la que ha reconocido que, frente a su consideración de hace tiempo de que puede existir un humor atemporal, el componente generacional influye en su percepción. «A la gente de veintipocos le puedo gustar, pero ese intangible, esa conexión con las personas de más edad, desaparece», ha reflexionado el cómico, que también ha incidido en que su consideración del humor, muy ligada al absurdo, lo ha alejado de cualquier tipo de censura o cancelación.

Julián Hernández, líder de Siniestro Total: «Hay payasadas muy serias»

Lo grotesco ha sido el punto de partida del debate que ha protagonizado la mesa anterior, que ha convocado al miembro fundador de Siniestro Total, Julián Hernández, al escritor y cineasta Santiago Lorenzo y a la coreógrafa, bailarina y también escritora Greta García, autora de Yo quería bailar. Un encuentro que ha reivindicado la aportación de figuras como Chaplin o Buñuel, pero también ese universo de las «incorrecciones» del día a día que desatan la risa. 

 

Para el músico gallego, que se ha reconocido admirador del «humor negro» y las historias «salvajes», el mejor humor es aquel que «dispara por debajo de la línea de flotación». «La tragedia y la comedia van siempre juntas, van siempre de la mano», ha precisado García, quien ha reconocido utilizar el humor y su experiencia personal para «ahondar en cosas más profundas». Gracias al humor, ha añadido, «combato aquello que detesto o, al menos, sobrevivo. Me gusta escribir desde la rabia y el enfado máximo, me libera». 

 

«Lo primero es divertirse uno mismo; si uno no se divierte es raro que los de más lo hagan. Hay payasadas muy serias», ha defendido el músico gallego. Lorenzo, convertido en un autor de culto para muchos gracias a Los asquerosos, ha reivindicado la libertad de abordar asuntos como los conflictos o la violencia para transformarlos en materia de sátira y retrato grotesco. En todos nosotros, ha señalado, hay un escritor o un cineasta: «Todos sacamos la materia de cosas que tenemos muy cerca o que, por otra parte, nunca ocurrirían, como la Guerra de las galaxias. En esa oscilación de lo que no va a pasar nunca y aquello que te ocurre se mueve todo».

 

Juan Ignacio Rouyet: «El humor será la última resistencia frente a la IA; al menos, hoy por hoy»

 

¿El humor es lo último que nos van a robar las máquinas? El imitador Raúl Pérez, la periodista especializada en tecnología y poder Marta Peirano y el ingeniero humanista Juan Ignacio Rouyet han reflexionado sobre esta cuestión en la charla «Inteligencia artificiosa», con la que ha concluido la jornada del sábado del VII Foro de la Cultura.

 

«El humor será la última resistencia; al menos, hoy por hoy», ha planteado Rouyet en una intervención moderada por la periodista de CyLTV María Ramos y en la que ha diferenciado entre «la matemática y el algoritmo» sobre los que se basan sistemas como ChatGPT y el componente «impredecible e inherente» a la comicidad. A esta argumentación se ha sumado Marta Peirano, para quien el humor «es contextual». «No existe un chiste perfecto, sino un momento perfecto para contar un chiste», ha ilustrado la autora de El enemigo conoce el sistema (2019), para quien el humor «es lo más delicado de la inteligencia».

 

En la misma línea se ha manifestado Pérez, que ha jalonado la conversación con distintas imitaciones de personajes de la esfera pública. «Lo cómico va a resistir —ha planteado el también ingeniero de telecomunicaciones—: es como el agua: siempre se abre camino».

 

  • El doctor en Informática, la periodista Marta Peirano y el imitador Raúl Pérez coinciden en señalar el componente contextual del humor como algo a priori inalcanzable para los sistemas como ChatGPT

 

  • Lo grotesco centra la conversación del escritor Santiago Lorenzo, el cantante Julián Hernández y la directora circense y escritora Greta García

 

Sobre ese componente que rodea y da sentido al humor han abundado los ponentes, que también han aludido a la necesidad de controles y límites al desarrollo de esta tecnología, cuya capacidad cognitiva —la que le permitiría aprender de forma verdaderamente autónoma— han puesto en duda. «Las máquinas pueden reproducir esquemas», ha explicado Rouyet para insistir en que estos modelos de aprendizaje se basan en la repetición y arremeter contra la idea instaurada de que la IA es más «ecuánime» que el ser humano.

 

«Es mentira que la inteligencia artificial diga la verdad», ha subrayado el responsable del blog Los robots no harán yoga, que ha recordado que la información y los datos en los que se basan estas tecnologías están suministrados en función de unos parámetros intencionados, y ha rechazado que sea necesario inculcar unos valores determinados a estas redes neuronales. «No se trata de que la inteligencia artificial tenga una cierta ética, sino que nosotros seamos éticos», ha sentenciado. 

Carlos Alsina: «La política se presta mucho al humor»

Tras Caballero y Areces, han subido al escenario los periodistas Carlos Alsina y Sergio del Molino, quienes, en la conversación «Acorralados», han debatido sobre la actualidad y la importancia de la ironía como «filtro» de la realidad. «La política se presta mucho al humor», ha señalado Alsina, que se ha referido a la capacidad de lo cómico «para descargar un poco de responsabilidad» en la esfera pública. 

 

En la misma línea ha incido Del Molino, ganador del Premio Alfaguara este año por su novela Los alemanes, que ha subrayado que esa vertiente humorística como «un filtro mediante el que las cosas terribles se revelan como verdaderas chuflas» y que ha insertado dentro de la tradición cervantina de la literatura española, con esa tendencia intrínseca a la sátira. 

 

Ambos ponentes también han coincidido en rechazar el reduccionismo que, a su juicio, supone «etiquetar» las opiniones divergentes. «En España somos muy de etiquetarnos uno a otro para huir del debate, hay miedo al juicio ajeno», ha reflexionado Del Molino, que ha concluido que «hay gente que se inhibe y que intenta decir lo que es correcto». 

 

Laura Caballero: «Hacer reír da miedo, te hacen un escrache en cuanto te descuidas»

La identidad del humor español, el riesgo, la libertad creativa y la autocensura han subido a escena con la primera de las mesas de debate programadas en la penúltima jornada del Foro de la Cultura. El actor y dibujante Carlos Areces y Laura Caballero, directora de populares series como Aquí no hay quien viva o La que se avecina, moderados por el crítico cultural Víctor Lenore, han conversado sobre las claves que están detrás de esas fórmulas televisivas de éxito capaces de abordar «tabúes» sociales.

 

«Ahora mismo, reírse es un deporte de riesgo y hacer reír da miedo, te hacen un escrache en cuanto te descuidas», ha afirmado Caballero respecto a las críticas que reciben algunos humoristas en nuestro país. «La gente tiene ganas de reírse y es bastante terapéutico. Pero parece que con un drama puedes tocar cualquier tema, y que en la comedia no», ha defendido la responsable de algunos de los títulos más irreverentes de la pequeña pantalla, consciente de que, en la actualidad, sería más complicado construir «desde cero» un personaje de ficción como Antonio Recio. 

 

Para Carlos Areces «las ficciones no deberían tener límites», aunque reconoce que la autocensura ha ido ganando terreno en el ámbito de la comedia, un género que nunca recibe el reconocimiento de los grandes galardones del cine, ha denunciado recordando el palmarés histórico de los Premios Goya. 

 

Ambos han lamentado también el revisionismo histórico y han recordado con cariño la figura de cómicos como Millán Salcedo o Arévalo, autores de gags y chistes que, en la actualidad, no pasarían el filtro de la «corrección política». La autocensura, ha puntualizado Caballero, «es muy peligrosa para el creador. Arévalo, cuando hacía sus chistes, no se autocensuraba y eso era muy liberador». Una opinión que ha suscrito Areces. «Es como si los creadores de chistes fueran los responsables de la sociedad que había entonces y no al revés», ha comentado recordando «la gracia de los chistes Arévalo» y lo «absolutamente injusto» que es acusarle hoy de machista sin reparar en que «aquella sociedad también lo era». «Defiendo —ha añadido Areces— que hacer un chiste sobre terrorismo no es ser terrorista».

 

Caballero ha querido también subrayar el impacto negativo de las redes sociales sobre el humor: «se nos está olvidando reír, la risa está atravesando una crisis y las redes tienen mucho que ver». Para la directora, las declaraciones irónicas de algunos humoristas se convierten en «una losa» cuando se encierran en un titular descontextualizado. «Nos estamos tomando todo muy en serio», ha advertido. «No puedes lidiar con 10.000 anónimos insultándote en redes», ha compartido el dibujante e intérprete recordando a muchos compañeros de profesión que «se piensan mil veces» su respuesta cuando hacen una entrevista. Un comentario leído en la literalidad, han subrayado, puede motivar «un linchamiento» social o la cancelación de proyectos artísticos o funciones. «La guerra de sexos es algo muy divertido que ves en cada cena con amigos y amigas», ha comentado la realizadora, pero «cuando se lleva a la comedia» levanta críticas y hiere sensibilidades. «Estamos importando todo lo malo», ha añadido sobre el peso de la censura y la corrección política en otros países y ha ironizado con una posible solución para España: «¿deberíamos cerrar fronteras?». «Antes había un humor español con una identidad y era muy guay, nos sabíamos reír de todo», ha recordado.

 

Pablo Simón: «En la política, la polarización está deshumanizando al otro y el humor nos humaniza»

 

Los límites del humor, la incorrección política y el retrato social de la sátira han subido a la escena del Teatro Calderón esta tarde en la tercera de las sesiones programadas por el Foro de la Cultura hoy viernes. Un encuentro que ha contado con la participación de Alberto Casado y Róber Bodegas, miembros de Pantomima Full, que han estado acompañados del politólogo y profesor universitario Pablo Simón.

 

«El trabajo que hacemos es muy observacional», ha reconocido Róber Bodegas. «Cuando escuchas algo tres veces, piensas que tal vez estás escuchando algo que pueda funcionar, que ahí puede haber un lugar común». A veces, ha precisado su compañero Casado, das con un personaje «que engloba a un estereotipo, a todos esos personajes que hay detrás». Algo que ha ocurrido con muchas de las parodias que ha firmado el dúo cómico tanto en vídeo como en sus shows en directo.

 

El analista Pablo Simón ha querido poner el acento sobre ese poder del humor para «reflejar cosas que nos dan miedo» y ponernos, como sociedad, «frente a un espejo incómodo, un espejo de situaciones en el que mucha gente puede sentirse reflejada». El humor, ha destacado, puede lograr esa «sublimación de un personaje» desde el esperpento, aunque —ha apostillado—«viaje mal entre generaciones», ya que «no compartimos los mismos referentes humorísticos de los más jóvenes».

 

Los límites de la sátira han protagonizado algunos momentos intensos del debate, que ha moderado la periodista Esther Neila. «A veces se tolera menos decir algo en broma que en serio. Ves a gente diciendo en serio cosas inaceptables que se toleran, pero si se hace desde la broma molesta, es curioso», ha reconocido Bodegas. Un hecho que, en palabras de Simón, guarda relación con la «la tiranía de las audiencias» y las «dependencias». Al igual que con «cualquier producto de mercado», en el humor hay «servidumbres implícitas y explícitas». El politólogo, habitual en muchas tertulias de actualidad en radio y televisión, ha manifestado sentirse incómodo con algunos efectos indeseados de las redes sociales: «en las redes, mata el doble sentido y eso me preocupa. Hacer ironía es más difícil ahora y esto es un problema para determinado tipo de humor». Para Alberto Casado, esa mala interpretación de la literalidad es, en ocasiones, el desencadenante de polémicas absurdas. Una opinión que también comparte su compañero de Pantomima Full: «necesitamos background para entender algunos sketches o chistes». «No debemos dejar a un cómico sin trabajo» por un mal chiste, han defendido ambos.

 

  • El politólogo y el dúo satírico Pantomima Full abordaron la capacidad de lo humorístico para plasmar realidades complejas

 

Para Simón, los límites del humor deben enmarcarse en el código penal y solo cuando existan evidencias claras de delitos de odio o atentados contra el honor, entre otros supuestos: «Dentro de este marco, deberíamos operar con la máxima flexibilidad y respetar la libertad de expresión. Hay bromas más o menos desafortunadas, pero deberíamos llevarlas con más naturalidad. El problema de las redes sociales es que los tontos tienen un cascabel para hacer ruido. Pero no debemos confundir el ecosistema de las redes sociales con el humor que hay a pie de calle, operan códigos distintos», ha comentado.

 

Róber Bodegas ha recordado que, en más de una ocasión, ha tenido que pedir perdón por alguno de sus chistes, pero ha reivindicado la necesidad de su oficio frente a otra «gente que vive de generar controversia. Igual que unos estamos para hacer reír, hay otra gente que está para hacer enfadar». Para Simón, se trata de un fenómeno relacionado con aquello que se supone más «correcto». «Tenemos —ha argumentado— una sociedad sexualizada en la que no se habla de sexo. A lo mejor con el humor pasa lo mismo. Vamos hacia una sociedad con contenidos más blancos. A la política le falta un poco de cintura. El contexto de polarización y crispación en la política hace que uno pierda cintura, que pierda el doble sentido y el humor para afrontar las cosas. Los políticos se llevan mejor y bromean más de lo que parece. En la política —ha sentenciado— la polarización está deshumanizando al otro y el humor nos humaniza».

David Ezpeleta: «Las redes sociales utilizan los mismos estímulos que las máquinas tragaperras»

La jornada vespertina ha continuado con una mesa dedicada al humor desde el punto de vista médico que ha congregado a la psiquiatra y divulgadora científica Rosa Molina, el neurólogo y también divulgador David Ezpeleta y el biólogo molecular e investigador Manuel Collado en una charla que ha llevado por título «En la sangre» y que ha contado con el periodista Antonio Corbillón como moderador.

 

«Las redes sociales utilizan los mismos estímulos que las máquinas tragaperras», ha señalado Ezpeleta sobre el papel de la tecnología y la adicción que provoca entre niños y jóvenes, que ha advertido del peligro que supone a largo plazo y de la influencia en el empeoramiento generalizado de la salud mental que se aprecia en el sistema sanitario. «Ese continuo mirar es lo que produce la adicción», ha precisado Molina.

 

El tema del envejecimiento, con la diferencia entre poder cumplir años con calidad de vida frente a alargar la existencia de una forma más dependiente, también ha sobrevolado la charla. «El mejor antídoto contra el paso del tiempo es relacionarse y reírse», ha explicado la psiquiatra y divulgadora, afirmación secundada por Collado, que ha sostenido que «una filosofía de vida con buen humor hace que el cuerpo funcione mejor». Ezpeleta también se ha referido a que «el mal humor, el carácter huraño, conlleva estrés, pocos amigos, tristeza» y que «la tristeza y la depresión producen atrofia».

 

  • La psiquiatra y divulgadora científica Rosa Molina, el neurólogo y también divulgador David Ezpeleta y el biólogo molecular e investigador Manuel Collado analizaron el envejecimiento

Juan Luis Arsuaga: «El humor es una forma de desacreditar a los dictadores y fundamentalistas»

Bajo el título «Homo comicus», Juan Luis Arsuaga y Veronica O´Keane han abierto esta mañana la segunda jornada del Foro de la Cultura con una conversación en torno a la aportación del humor a nuestras vidas y su capacidad para «desacreditar el dogmatismo» y combatir los discursos fundamentalistas. «El humor consiste en desafiar la lógica, requiere conciencia y pensamiento simbólico», ha defendido el paleontólogo, para quien el humor es el rasgo definitivo del homo sapiens: «somos la única especie animal que juega de forma lúdica en la etapa adulta».

 

«Cuanta más autoconciencia, más sentido del humor», ha manifestado O´Keane. La irlandesa ha reivindicado que el humor constituye esa faceta de nuestra personalidad capaz de conectarnos «con los otros». «En el caso de la depresión, no es que estamos aislados de las emociones felices; el problema es que nos aislamos de los demás y de nosotros mismos. La conexión con los otros nos salva de la depresión», ha añadido, destacando el rol social que cumplen las bromas y la risa en nuestras interacciones con los demás. El humor, ha compartido el codirector de Atapuerca, «tiene una función terapéutica y de higiene social»

 

Arsuaga y O´Keane han coincidido también en un mismo diagnóstico: «Ni los psicópatas ni los dictadores tienen sentido del humor». «El humor es una forma de desacreditar a los dictadores, pero hay que empezar por reírse de uno mismo, es el primer paso en la vida. Todo dogmatismo, por definición, carece de sentido del humor; para la gente dogmática resulta inaceptable que te rías», ha precisado el paleontólogo.

 

Los fundamentalistas, ha compartido O´Keane, «carecen de sentido del humor, están en un extremo del espectro de la inflexibilidad cognitiva. Nunca querrías tener a alguien así como compañero de mesa». Ha puesto como ejemplo a Donald Trump, al que ha definido como un «bufón» sin flexibilidad y «ridículamente no inteligente», y ha asegurado que «una de las mejores armas que tenemos contra personas como Trump es el sentido del humor».

 

  • El paleontólogo y codirector de Atapuerca ha conversado con la psiquiatra y neurocientífica irlandesa Veronica O´Kenae en la primera de las mesas redondas de la jornada

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  • Para O´Keane, «los fundamentalistas carecen de sentido del humor, están en un extremo del espectro de la inflexibilidad cognitiva»

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«Todo es tan serio ahora», ha ironizado Arsuaga sobre la creciente extensión de lo políticamente correcto. «Incluso en épocas oscuras de nuestra historia, durante la Inquisición o la Contrarreforma, los carnavales y otras celebraciones sociales permitían la risa, la sátira y el humor», ha explicado. Ha querido también defender esa consideración de la vida como «una tragicomedia»: «Esa es la urdimbre de la que están hechas nuestras vidas. La mejor comedia es decir cosas importantes desde el humor... El género más difícil es la tragicomedia, es la vida misma», ha asegurado.

 

Kathryn Mannix: «Las personas que están sufriendo son las únicas que tienen derecho a reírse de su sufrimiento»

La jornada ha proseguido a las 13.00 horas con la conversación «Tenemos que hablar», que ha congregado al sociólogo francés Michel Wieviorka y a la doctora especialista en cuidados paliativos Kathryn Mannix, que han charlado sobre la presencia del humor en los momentos más complicados. «Las personas que están sufriendo son las únicas que tienen derecho a reírse de su sufrimiento», ha sentenciado Mannix, autora de volúmenes como Cuando el final se acerca (2018) y Las palabras que importan (2023), en relación a víctimas de distintas tragedias que asolan al mundo.

 

«El humor nos recuerda que la historia judía no está hecha sólo de sufrimiento», ha explicado el intelectual galo, discípulo del referente Alain Touraine y cuyo último ensayo rastrea la comicidad en el pueblo hebreo. Para el francés, es clave identificar cuándo nos reímos de «forma consciente o inconsciente. Hay que diferenciar: el humor puede estar lleno de buenas intenciones o de malas intenciones». Ha subrayado, además, la esencia que define el humor judío: «está en la autoedición… me burlo de mí mismo y lo hago de manera agradable. Basta el absurdo. Lo lleva hasta el absurdo, y eso permite deconstruir los prejuicios».

 

Ambos han abordado también el lugar que ocupa el humor en los momentos finales de la vida, cuando «colocamos todo en sus justas perspectivas», ha destacado Mannix, para quien los mensajes relevantes deben expresar «gratitud y amor»: «Son mensajes que repito una y otra vez, la gente necesita decir cosas como lo siente, te quiero». «Hay un humor —ha añadido— que es amable, que no es de carcajada, que no son chistes y que tiene que ver con estar al lado de las personas. Después de los funerales, cuando se sirve un poco de comida, hay pena, pero también hay risa».

  • El sociólogo francés Michel Wieviorka y la doctora especialista en cuidados paliativos Kathryn Mannix han protagonizado el segundo de los diálogos centrado en el rol que ocupa el humor en los momentos más duros de la vida humana

María José Aguirre de Cárcer: «A veces la realidad es tan disparatada que se parece a Los Simpson»

La primera de las mesas de debate del VII Foro de la Cultura, celebrada en las Cortes de Castilla y León, ha tenido como invitados a Carlos Ysbert, María José Aguirre de Cárcer, Daniel Gascón y Rafa Vega ‘Sansón’.

 

 

El espíritu irreverente y ácido de Los Simpson ha protagonizado hoy la primera de las conversaciones que propone el Foro de la Cultura en su séptima edición, cuyo programa de actividades se extenderá hasta el próximo domingo 25 de febrero. Bajo el título de ¡Mosquis!, el escritor Daniel Gascón, el actor de doblaje Carlos Ysbert y la traductora de los guiones de la popular serie, María José Aguirre de Cárcer, moderados por Rafa Vega ‘Sansón’, han conversado en las Cortes de Castilla y León sobre las claves que explican la enorme popularidad de la comedia televisiva americana, que suma más de tres décadas en antena. 

 

«Los Simpson forman parte ya del imaginario colectivo de países del mundo entero», ha destacado el presidente de las Cortes, Carlos Pollán Fernández, durante la apertura del encuentro. «Muchas expresiones de Los Simpson se han incorporado al habla popular. Algunos de estos giros, incluso, han conquistado la inmortalidad de los más prestigiosos diccionarios», ha añadido. Un éxito que, en palabras de Ysbert, debe mucho a la capacidad de la serie para «reflejar la realidad de occidente» y «adelantar muchas de las cosas que han ocurrido después»: «Los Simpson tienen tantas lecturas que lo pueden ver un padre y un niño pequeño, pero están viendo cosas diferentes», ha defendido Aguirre de Cárcer, para quien Homer representa un «gañán y un tipo impresentable y zafio», ha subrayado que, a un mismo tiempo, «es una buena persona. Es un personaje que tiene buen fondo y que cae bien en la cultura española», un héroe con el que todos podemos sentirnos representados en ocasiones.

 

Los personajes, ha subrayado, Gascón, son una de las señas de identidad de la serie: «hay personajes fallidos pero con buen corazón» y estos arquetipos permiten conectar con públicos muy diferentes. Para Gascón, ese retrato de «una familia tradicional con sus desestructuraciones» tiene mucho que ver con nosotros: «todos somos fallidos, pero cada uno intenta hacerlo lo mejor que puede y quiere ayudar a los suyos». Ysbert ha puesto también en valor el atrevimiento y la capacidad de los guionistas para traspasar límites y tocar temas incómodos: «se han metido con todos los presidentes de Estados Unidos, con independencia de su color, y también con el sistema», aunque reconoce que tal vez han pasado de puntillas por cuestiones tan sensibles para la cultura norteamericana como la extensión de las armas de fuego. Tanto Ysbert como Cárcer han querido finalmente agradecer la oportunidad de trabajar tantos años con «un material así» y con un «equipo con tanta sintonía». «A veces la realidad es tan disparatada que se parece a Los Simpson», ha reconocido Aguirre de Cárcer, que ha subrayado esa capacidad de la serie para conectar con generaciones y sensibilidades tan diferentes.

 

Los integrantes del grupo Ladilla Rusa y la ilustradora Flavita Banana coinciden en reconocer que cada artista tiene su «filtro» respecto a los temas a tratar con humor

La sesión vespertina se ha traslado hasta el Aula Mergelina de la Universidad de Valladolid, en la que la ilustradora Flavita Banana ha dialogado con Tania Lozano y Víctor Fernández, integrantes del grupo musical Ladilla Rusa y a quienes ha moderado la periodista de RNE Castilla y León Laura Macías. 

 

«Cada uno tenemos nuestro filtro», ha reconocido la viñetista de El País, primera mujer en conseguir el Premio Mingote, con el que se alzó en 2022, en referencia a los límites del humor, uno de los temas sobre los que ha versado la conversación, titulada «De andar por casa» y centrada en la relación entre comicidad y costumbrismo, dos elementos muy presentes en las trayectorias artísticas de los ponentes. Los tres participantes han coincidido en que la autocensura es algo «natural» y han diferenciado entre bromear sobre determinados temas en el ámbito privado respecto a hacerlo en una creación enfocada al público. 

 

La defensa del humor per se ha sido otro de los puntos en los que han confluido los intervinientes. «Hay que reivindicar la alegría y la tontería en sí misma», ha celebrado Fernández, una cualidad que Flavita Banana ha definido como innata. «El humor no se puede enseñar», ha precisado. 

 

Además, los cantantes, que van a estrenar su nuevo trabajo, Te perdí en un after, en un concierto esta noche en la sala Porta Caeli de Valladolid programado dentro del Foro de la Cultura, han explicado cómo sus ideas surgen del día a día y de elementos de la cultura popular que incorporan a sus temas y cuya reivindicación han defendido frente a otras corrientes. «¡Qué manía con el inglés!», ha bromeado Flavita Banana con relación a la proliferación de este idioma en el circuito cultural. 

El presidente de la Fundación de Castilla y León defiende el papel de la cultura popular en el primer diálogo en Valladolid del 7º Foro de la Cultura de Valladolid

El presidente de la Fundación de Castilla y León y de las Cortes, Carlos Pollán, ha defendido el papel de la cultura popular en el primer diálogo en Valladolid del 7º  Foro de la Cultura, centrado en la serie de humor por antonomasia, Los Simpson, y que, bajo el título «¡Mosquis!», ha contado con la participación del actor de doblaje Carlos Ysbert, voz de Homer Simpson en España desde el año 2000; María José Aguirre de Cárcer, responsable de la traducción al castellano de los guiones desde el origen de la ficción televisiva, y Daniel Gascón, director de la revista Letras libres, con el viñetista Sansón como moderador.

 

«Las tramas protagonizadas por los Simpson han suscitado encendidos debates en la conversación pública, en ocasiones desafiando el miedo a la cancelación y, todavía peor que eso, el miedo a la autocensura», ha asegurado Pollán en su intervención, en la que ha incidido en que una obra sea «popular» es fundamental para que pueda sobrevivir en el tiempo.

 

El presidente de la Fundación de Castilla y León también ha aludido a la influencia de las expresiones utilizadas en la serie en el imaginario colectivo y ha recalcado papel del «entretenimiento» de una serie cuya traducción al español fue reconocido como el mejor de toda Europa por la propia Twentieh Century Fox, responsable de la serie.

 

A lo largo de la mesa, que ha discurrido en el Salón de Actos de las Cortes, Aguirre de Cárcer e Ysbert han resaltado el «trabajo en equipo» que supone doblar una serie, labor que han defendido y para la que han pedido reconocimiento, y han aludido a los múltiples trucos y técnicas con las que han confeccionado algunas de las líneas y expresiones más populares de personajes como Montgomery Burns, Ned Flanders, Patty y Selma Bouvier y el actor secundario Bob —«personajes fallidos, pero con buen corazón», como los han definido—, a los que han dotado de una «personalidad propia». Gascón se ha referido a la influencia social de la serie y al dicho que de Los Simpson «predicen el futuro». «A veces, la realidad es tan disparatada que se parece a la serie», ha concluido la responsable de los guiones.

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