“Lo que planteamos”, explica José Miguel García, vicerrector de Investigación de la Universidad de Burgos y uno de los coordinadores del proyecto H2MetAmo, “es el diseño de una planta pequeña para la producción de amoniaco a partir de hidrógeno y nitrógeno, este último del aire, a nivel distribuido, a nivel más o menos local en los distintos polígonos, empresas, centros de interés y entornos rurales”.
El metano, por su parte, es el principal componente del gas natural, y lo usamos como combustible para dar luz y calor, además de otros usos industriales. La Universidad de Burgos también trabaja en diseñar plantas de metano: “Es la misma idea, pero utilizando CO₂ e hidrógeno renovable para obtener un combustible sintético, metano, que es como el gas natural, que se puede utilizar directamente y con huella cero, porque utilizaríamos tanto CO₂ para generar el metano como el que luego emitimos”.
El proyecto H2MetAmo, liderado por la Universidad de Burgos, está financiado con 2,7 millones de euros, aportados al 65% por el Gobierno Central y al 35% por la Junta de Castilla y León. En este proyecto colaboran las cuatro universidades públicas de Castilla y León y los centros tecnológicos Cidaut y Cartif, además de contar con el apoyo de numerosas empresas de ámbito regional y nacional, especialmente de Hiperbaric y de la Asociación Castellano y Leonesa del Hidrógeno (H2CyL).
La Universidad de Burgos lidera un equipo de centros universitarios y tecnológicos que investiga en el diseño de plantas que puedan producir metano y amoniaco de forma eficiente
Declaraciones del profesor José Miguel García, de la Universidad de Burgos