BERTA CUADRADO (Bibliotecaria de la ESADCyL).- Hace unas semanas, tuvimos la oportunidad de visitar el Teatro de la Comedia, la casa de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), dirigida por Lluis Homar.

La llegada a la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León (ESADCyL), con la tractorada pisándonos los talones, la amabilidad de Conso, una de nuestros ordenanzas, pasando lista, la frase del conductor, "¡qué puntuales y qué majos son!", la complicidad de Aida Chavarría, las conversaciones de autocar, esa llegada a Madrid con su consabido embotellamiento y el cariño de la acogida de Maribel Ortega, representando al Teatro y guía de la visita realizada por sus entrañas.

Las columnas del teatro nos abrazaron, los ojos de sus puertas nos miraron con la misma sorpresa que miraban los nuestros, el carmesí de sus paredes nos envolvió como un campo de amapolas y subimos, bajamos, olisqueamos por rincones prohibidos para la mayoría. Quedó satisfecha esa curiosidad de ver camerinos, peluquería, recovecos que sólo ven los grandes.

Maribel nos retó a buscar los palos de la baraja mientras nos daba un paseo por la Historia y nos descubría el enorme abismo que hay escondido entre un 7 y un 9. Y, en ausencia de una gran lámpara, unos seres alados tocaban sus trompetas para celebrar nuestra presencia.

En las horas libres, viví reencuentros (pero qué cariñosa es Laura Rubio Galletero y qué generosa por compartir su tiempo en medio del estreno y éxito de Homo Ausente) e hice presentaciones entre la Plaza de Santa Ana y la del Ángel.

• Los alumnos de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León pudieron disfrutar de la representación, en la Sala Tirso de Molina, de la obra dirigida por Brenda Escobedo y por Lluís Homar "El Templo Vacío", una adaptación de diferentes textos de Ibn Arabi, Abenarabi de Murcia, Calderón de la Barca, Ramón Llull, Maestro Eckhart, Miguel de Molinos, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Angelus Silesius y Jacint Verdaguer,  producida por la Compañía Nacional de Teatro Clásico

Y cuando llegó el momento, tratamos de abrirnos a lo trascendente, de vaciar nuestro templo interior para que sólo resonase la presencia del Amado, con Lluís Homar como cauce:

"Quedeme y olvideme

el rostro recliné sobre el amado;

cesó todo, y dejeme

dejando mi cuidado

entre las azucenas olvidado."

Y allí quedaron las amapolas de las butacas y las azucenas del descuido y regresamos a Valladolid.

Gracias a la Dirección de la ESADYCL, a FUESCYL, a Javier Hernando, secretario académico, por ser enlace, puente y facilitador, a los compañeros del PAS por ser eso: compañeros, y a las compañeras de Comunicación por seguir nuestros pasos.

Gracias también a Marta Somolinos por las gestiones en taquilla.

Gracias al alumnado asistente por su ilusión y responsabilidad.

¡Ojalá más visitas culturales/formativas/profesionales!