La provincia de Segovia ofrece a los amantes de la naturaleza unos grandes espacios naturales y áreas recreativas. A las extensas llanuras cerealísticas, típicas de los campos castellanos, se suman los grandes pinares, los paisajes serranos formados por pastos, encinas y pinos o las frescas riberas de los ríos, perfiladas por choperas o escarpados acantilados formados por la erosión del agua y el paso de los años. Parques Naturales como las Hoces del Duratón o las Hoces del Riaza, el Parque Nacional de Guadarrama o la Sierra de Ayllón, son garantías suficientes para conseguir un buen plan natural con éxito. Además, también lugares perfectos para la realización de senderismo, rutas cortas o largas, para todos los gustos.
A partir de las referencias del portal turístico Segovia un buen plan, iniciamos una serie de rutas por los espacios naturales de la provincia de Segovia ahora que es primavera y es la estación más atractiva de Castilla y León, paisajísticamente hablando, claro.
Ruta 8: Valle del río Pirón en la provincia de Segovia

El Valle del río Pirón está bañado por el río que lleva su nombre y que nace en la Sierra de Guadarrama, exactamente en la Fuente del Mojón, muy cerca del Puerto del Reventón. El valle en algunos tramos va encañonado de paredes roca caliza. Es un valle perfecto para la práctica del senderismo y el disfrute de la naturaleza, desde que empieza en la sierra, hasta que se asienta en la meseta castellana, paseando entre robles, pasando por monasterios o ranchos. Es un valle que ya fue habitado hace miles de años, así lo atestiguan restos encontrados en las cuevas del lugar. También hay muestras de castros de asentamientos celtíberos y arévacos.
A medida que visitamos el valle, nos podemos encontrar con el Monasterio en ruinas de Sta. Mª de la Sierra, el rancho Alfaro y su puente medieval. Y casi al final del valle nos encontramos con El Paraje de Covatillas, la Cueva de la Vaquera, un gran yacimiento arqueológico, o la Ermita de Santiaguito, un templo rupestre. Alrededor del valle se puede visitar varios pueblos pequeños pintorescos y con gran encanto. Como curiosidad, comentar que en El Libro del Buen Amor nos recuerda que el Arcipreste de Hita tuvo un encontronazo con la Chata, hecho recordado todos los años con una Romería que se realiza a 2.000 m. de altitud. También es conocida la zona por las leyendas sobre el Tuerto Pirón, un bandolero muy conocido por la zona a mediados del siglo XIX.
El Valle del Pirón nace en la falda de la Sierra de Guadarrama extendiéndose hasta las llanuras de la meseta norte, tierras de presierra bañadas por el río que le da nombre, el Pirón. Es un lugar magnífico para recorrer cañadas o hacer senderismo por el valle que surca el río, encañonado en algunos tramos por paredes de roca caliza y en donde puede contemplarse un auténtico paisaje kárstico. Fue elegido morada por pobladores de hace miles de años, como cuentan los restos prehistóricos descubiertos en sus cuevas, pero también fue asentamiento de celtíberos y arévacos, de cuyos castros aún quedan muestras.
Algunos sitios en torno al valle
Los pueblos de esta zona son localidades pequeñas en su mayoría pero con gran valor artístico, e incluso histórico. El aire medieval aún puede respirarse en Turégano, especialmente con su castillo y su plaza porticada, ejemplo vivo de plaza castellana. Por el sur y los pies de la Sierra de Guadarrama, se encuentran los pueblos más serranos, con sus iglesias románicas de gran belleza, como la de San Miguel en Sotosalbos, del siglo XII, o la de Tenzuela. No debemos perdernos las fantásticas vistas desde la iglesia de La Cuesta, desde allí se divisa una gran extensión de la meseta castellana y de la sierra.
- Torrecaballeros: De la transhumancia y esquileo a la gastronomía
Fue fundada como puesto de defensa para la ciudad de Segovia en un lugar estratégico para evitar el paso de los musulmanes, durante la Reconquista, y de los bandidos. Sustentado por actividades agrícolas y ganaderas, algunos de los ranchos de esquileo nacidos por el trasiego de ganado ovino por la Cañada de la Vera de la Sierra se han convertido hoy en establecimientos hosteleros de gran calidad. De la localidad hay que destacar la iglesia de San Nicolás de Bari románica del s. XIII.
- Sotosalbos: Aroma serrano y tesoro del románico segoviano
Sotosalbos es una pequeña población a los pies de la Sierra de Guadarrama, fundada en el siglo XII sobre una campiña donada por los segovianos al Obispo y al Cabildo. La localidad, llamada Sotis Albis, se comenzó a poblar con gran rapidez y es a partir de mediados del s. XIII cuando comienza a denominarse Sotosalbos, sotos albos, que significa sotos blancos. En el siglo XIV, Juan Ruiz, arcipreste de Hita, nombra a este pueblo serrano en el clásico de nuestra literatura el Libro de buen amor. El aroma serrano del pueblo lo transmite todo su entorno, y se agradece cómo la cuidada arquitectura de las nuevas construcciones ha sabido salvaguardar la autenticidad del lugar.
La iglesia de San Miguel Arcángel se levanta en el centro del pueblo y no dejará indiferente al viajero. Se trata de un templo románico que data de los siglos XII y XIII y que conserva gran parte de su estructura original entre la que destaca su galería porticada con sus capiteles y canecillos tallados, como es común, con diferentes motivos como florales, vegetales, humanos, seres híbridos o la escenificación de combates. Esta iglesia es una de las más visitadas y admiradas de nuestra provincia.
Como pueblo serrano, Sotosalbos tiene una gran tradición ganadera y aún conserva el puente en donde se contaban las cabezas de ganado que por allí pasaban o el potro de herrar a las vacas.
- Santo Domingo de Pirón

Tranquila localidad donde destaca su iglesia románica de gran espadaña. Nos encontramos con un municipio de gran belleza y donde nace el río Pirón que le da el nombre y que nos ofrece buenas alternativas para una estancia muy agradable y también la posibilidad del acercamiento al entorno rural de la zona.
Mito, leyenda y realidad: 'El Tuerto de Pirón', un temido bandolero del siglo XIX nacido en Santo Domingo de Pirón
Verdad y mentira; mito, leyenda y realidad se mezclan en la historia de Fernando Delgado Sanz, el más conocido de los hijos que ha dado Santo Domingo de Pirón, por ese nombre hoy apenas conocido, pero que durante años tuvo en jaque a Guardia Civil y jueces y sembró el miedo entre viajeros y vecinos de ambas vertientes de la sierra de Guadarrama. Era el temido 'El Tuerto de Pirón', el sobrenombre que adoptó este bandolero que años después de su muerte ha servido de inspiración a libros y grabados.
La memoria de los más veteranos y la transmisión oral sobre las hazañas de este personaje mantienen viva la imagen de 'El Tuerto de Pirón'. Nacido el 30 de mayo de 1846 en el seno de una familia humilde, hijo de Ramón Delgado, natural de Escalona del Prado, y Ana Sanz, de Santo Domingo, desde niño, Fernando dio muestras de su habilidad y audacia, cualidades que le acompañaron el resto de su vida y le ayudaron a cometer sus fechorías y escaparse de la justicia.
Escurridizo, 'El Tuerto' campaba a sus anchas por las tierras junto al río Pirón. Un espíritu libre, como afirman algunos, que le impulsó a adentrarse en la sierra de Guadarrama, entregando su vida al asalto de carruajes y diligencias que cruzaban el puerto y el desvalijo de iglesias, junto a sus secuaces. El servicio militar en Madrid y el regreso al pueblo, donde encontró que su novia se había casado, marcaron el devenir de Fernando Delgado, que se introdujo entonces en el mundo de la delincuencia, formando una banda, armada con navajas, que extendió el terror por un centenar de pueblos de las dos vertientes de la sierra.
Fue en 1866 cuando, tras regresar de la mili, cometió su primera fechoría. Dicen que, para dejar en ridículo al padre de la que fuera su novia, le robó un carnero que compartió con los mozos del pueblo.
Romance
Era Fernando Delgado
un arriscante mancebo,
al que una nube en el ojo
le valió el mote de 'El Tuerto'.
Segar y arar le mataba
le aburría el pastoreo,
y mientras otros el callo daban,
domando su cuerpo,
él estaba en las solanas
como un pajón de centeno.
Era doctor en caminos
en rondas y devaneos,
amigo de las lechuzas,
de las sombras y los perros,
farruco como el que más
y larguísimo de dedos
narra Tomás Calleja en 'Romances de El Tuerto de Pirón', la versión literaria que recorre la aventurera vida de 'El Tuerto de Pirón'.
Aunque el temor que infundía le permitía frecuentar bares y tabernas sin ser delatado, cayó preso de la justicia en más de una ocasión, la primera vez en diciembre de 1881, cuando fue recluido en la cárcel de Segovia de la calle Juan Bravo (hoy sede de la Biblioteca pública (sic) [hoy es un centro cultural de la ciudad de Segovia), de donde escapó el 31 de enero de 1882 tras limar los grillos y huir por el tejado.
La libertad le duró poco y meses después, mientras estaba en una posada en Miraflores de la Sierra, de nuevo fue apresado y conducido a la prisión de Colmenar Viejo. Desde allí, otra vez al penal de Segovia, donde vuelve a escapar, pero las huellas dejadas en la nieve de aquella noche de invierno de 1883 permitieron a la Benemérita cazar de nuevo al bandido, acusado de múltiples delitos y condenado en 1888 por la Audiencia de Madrid a cadena perpetua.
La vitalidad que siempre le caracterizaron poco a poco se fueron agotando. La claustrofobia y la amargura, acabaron en 1914 con la vida de Fernando Delgado, pero no con el mito y la leyenda de 'El Tuerto de Pirón'.
Hoy, conocido por sus fechorías y argucias, aunque también por algún detalle más humano como el dinero que entregó a un niño que, temeroso, cruzaba el puerto, 'El Tuerto de Pirón' es uno de los personajes más conocidos de Santo Domingo de Pirón, donde todos han oído alguna vez alguna historia sobre este mito, uno de los bandoleros más conocidos del siglo XIX.
[Reproducción del artículo publicado en El Norte de Castilla, el 19 de octubre de 2007 por la periodista Isabel Jimeno]
- Pelayos del Arroyo
Muy próximo a Sotosalbos, mantiene su estructura de siempre, con ambiente rural, a la orilla del arroyo y de montes de enebro y encina. Como todos los pueblos de esta ruta, su valor es el disfrutar del paseo, ver la iglesia y fijarse en los detalles que en otros tiempos tuvieron su valor.
- Basardilla

Basardilla es una localidad enclavada en un bello paraje a los pies de la sierra de Guadarrama como el resto de la ruta en la que estamos. Vive en un ambiente agradable, manteniendo su entorno rural, entre zonas verdes y parques y donde debemos destacar la iglesia, declarado Bien de Interés Cultural (BIC).
- Brieva
Brieva se encuentra en un alto entre los valles del río Pirón y del Eresma. Mantiene su fisonomía rural muy cuidada conservando el aspecto tradicional del pueblo. Su iglesia parroquial está dedicada a Santiago Apóstol y en su interior guarda un retablo barroco, la ermita de las Cinco Llagas está integrada en el cementerio. En las inmediaciones de Brieva, en la zona en donde se encontraba La Adradilla, pueblo abandonado a principios del s. XIX, han aparecido restos arqueológicos.
- Adrada de Pirón
Situada sobre el cañón formado por el río Pirón. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción destaca sobre el caserío, de época románica, como la escultura de Nuestra Señora de los Remedios que aún se conserva.
- Losana de Pirón
Losana de Pirón es un pequeño pueblo atravesado por un arroyo que acaba cediendo sus aguas al río que le da nombre, el Pirón, que entre Losana y Adrada es salvado por un estrecho puente medieval de estilo románico aún hoy utilizado. En estos terrenos se emplazan las leyendas sobre el Tuerto Pirón, bandolero del s. XIX muy conocido en la zona. Desde Losana también puedes iniciar la senda del Valle del Pirón. Destaca la iglesia de origen románico del s. XVII.
- Peñarrubias de Pirón

Peñarrubias de Pirón es, sobre todo, turismo rural. Esta pequeña localidad con escasos 30 hab. acoge todos los fines de semana a gran número de turistas que pernoctan en sus bonitas casas rurales. Peñarrubias nos ofrece preciosos paisajes por las riberas del rio Pirón, con la oportunidad de iniciar una bonita excursión por el molino de Covatillas, la ermita de Santiaguito o la cueva de la Vaquera. Una gran oportunidad para disfrutar de la naturaleza, y por supuesto, de un gran descanso.
- La Cuesta
Situada en una ladera, con preciosas vistas de la meseta castellana y de la sierra de Guadarrama. Destaca la iglesia de San Cristóbal ha sufrido varias reformas entre los siglos XV y XVI pero conserva sus orígenes románicos como: el ábside semicircular, canecillos, torre y portadas.
- Carrascal de la Cuesta
Actualmente dividida en dos barrios. En el barrio de arriba podemos destacar un edificio tradicional que albergaba dos toriles y también una fragua, y por supuesto, su iglesia. La iglesia de San Martín de Tours en Carrascal de la Cuesta es un templo muy sencillo del siglo XVI. En la portada podemos leer "San Martín, reza por nosotros" con la fecha de 1581. Hay que destacar el retablo mayor, presidiendo las tres naves con las que cuenta. En este retablo aparece un altorrelieve tallado en madera de San Martín donde comparte su capa con un mendigo.
- Caballar
La villa de Caballar está construida sobre un castro romanizado. En su entorno podemos encontrar el paraje de las "Tres ermitas", las que están dedicadas a San Frutos y sus dos hermanos. En los más alto del pueblo se encuentra la iglesia de Caballar, dedicada a Ntra. Sra. de la Asunción. Es del siglo XIII y solo tiene una nave con cabecera semicircular. En el interior se puede apreciar los cráneos de los hermanos de San Frutos, en un bonito relicario que está realizado por plateros segovianos. Era tradición que cuando no llovía, se sumergían las cabezas de los santos en la Fuentesanta de Caballar, para atraer la lluvia, es la famosa tradición de "Las Mojadas de Caballar".
-
Las Mojadas de Caballar
Las Mojadas de Caballar, o simplemente ‘Las Mojadas’ son un ritual que se podría enmarcar dentro de las ceremonias religiosas de petición de lluvia (rogativas pro pluvia) y, dentro de ellas, aquellas que conllevan, además de novena, misas, letanías, responso y procesión-romería fuera del templo, la inmersión en una fuente de reliquias del intercesor, en este caso los restos óseos de los santos Valentín y Engracia, custodiados en la iglesia de Nuestra Señora de la Ascensión de Caballar, en la comarca de Turégano.
Las Mojadas son sin lugar a dudas la manifestación cultural popular relacionada con los desastres naturales (en este caso sequías) más conocida y documentada de cuantas se han producido en la provincia de Segovia, al menos en tiempos recientes (siglo XX).
Tanto es así, que existe profusa información histórica, etnográfica y hasta con enfoque parapsicológico que ha llenado libros completos (Calleja, 1988), capítulos y apartados de libros (Calvete, 1610; Colmenares, 1637; Castro, 1688; Cobos, 1935; Alonso Ponga, 1999; Díez y Martín Duque, 2005), artículos en revistas (Francisco Álvarez, 1977; Blanco, 1992), reportajes, documentales…; y además en muy diferentes formatos, desde los citados documentos manuscritos e impresos hasta programas de radio (Puga, 2016) y televisión (Tele Segovia, 1992; Jiménez, 2015; Saseta, 2016), pasando por blogs y páginas web en internet (Rico, 2019).
Origen de Las Mojadas

Según cuenta la tradición, tendrían su origen en un acontecimiento legendario supuestamente ocurrido en el siglo VIII, cuando la llegada de los musulmanes al interior peninsular conllevó la persecución y martirio a eremitas y religiosos cristianos que no se quisieran convertir ni pagar impuestos a las nuevas autoridades, entre los que se encontraban Frutos y sus hermanos Valentín y Engracia.
Estos dos últimos, tras la muerte de Frutos, huyeron desde las Hoces del Duratón hasta la localidad de Caballar, donde la tradición dice que construyeron sus viviendas en las ruinas de la ermita donde estuvo el monasterio de San Zoilo, en un prado próximo al pueblo. Allí fue donde fueron capturados, martirizados, decapitados por los sarracenos, y sus cabezas arrojadas a la Fuente Santa, para que no fueran encontradas por nadie.
Este martirio sufrido por Valentín y Engracia, en opinión de Colmenares (1637), se verificaría con la bula del papa Sixto IV, que entonces se conservaba en el priorato de San Frutos. Los cuerpos decapitados de los dos Santos Mártires fueron llevados de nuevo a las Hoces del Duratón, donde fueron sepultados junto a su hermano Frutos. Sobre la marcha de Valentín y Engracia de las Hoces del Duratón y su posterior martirio, existe un precioso apartado del libro de Castro (1688) en el que se narra pormenorizadamente lo que se supone que fueron los hechos y una de las primeras descripciones de las Mojadas.
Un tiempo después, al pasar por la Fuente Santa, un vecino de Muñoveros y su criado, que solían dar de beber en la fuente a sus caballerías en el camino hacia Segovia (sobre esto hay varias versiones con ligeras variaciones), pararon para abrevar y observaron asombrados cómo el agua de la fuente estaba teñida de sangre. Al aproximarse y observar en detalle, vieron aparecer sumergidos en el agua los dos cráneos. Los dos cráneos extraídos fueron introducidos en sendas urnas y llevados a la localidad de Caballar, donde quedaron depositados en una capilla de la iglesia parroquial.

La persona que los descubrió y extrajo falleció al poco tiempo en circunstancias extrañas. Según cuenta la leyenda, en esa época había una gran sequía en toda España, excepto en Segovia, donde llovía en abundancia; pero, al extraer los dos cráneos de la fuente, dejó de llover también en Segovia y se produjo una prolongada sequía. De ahí que se relacionara, desde entonces en adelante, la inmersión de los cráneos en la fuente con la lluvia que acababa con las sequías.
Las Mojadas de Caballar como manifestación cultural religiosa y popular
El proceso de solicitud de realización de Mojada, al menos en las últimas celebradas en el siglo XX, suele partir de los vecinos de Caballar, a veces también incitados por los habitantes de localidades circundantes y de la comarca (vicarías de Turégano, Pedraza y Fuentepelayo), quienes contactan con el cura párroco para pedir que se realice la ceremonia. Este suele solicitar permiso al resto de párrocos y vicarios, al arciprestazgo y al obispado de Segovia, del que dependen; y, en ocasiones, también a las autoridades civiles (gobernador civil).
Una vez aprobada, la rogativa empieza con una novena específica dedicada a los santos en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Caballar; días después, finalizada la novena, las reliquias de los santos Valentín y Engracia, actualmente en las urnas superpuestas de la capilla homónima de la iglesia (reliquias de san Valentín, más completas, abajo; y reliquias de santa Engracia, arriba), son trasladadas en romería sobre unas andas especiales (con una urna de vidrio en cuyo interior se introducen las urnas con las reliquias) en procesión hacia la Fuente Santa; pero no por la carretera de Turégano y el camino de tierra, sino atravesando los prados de la dehesa, en un trayecto más corto para las personas a pie; si bien las personas con discapacidades o ancianas pueden ir en vehículos por la carretera y camino vecinal. Acompañan a las andas y las reliquias los párrocos de las vicarías de Turégano, Pedraza y Fuentepelayo, las autoridades civiles (alcaldes, jueces de paz, alguaciles) y multitud de devotos de Caballar y todas las localidades de esas vicarías, portando los pendones, insignias y cruces procesionales.
El orden de procesión de las autoridades, cruces y pendones lo marca en primer lugar la vicaría de Turégano, con sus localidades en orden alfabético, excepto Muñoveros (localidad invitada), el propio Turégano como cabeza de vicaría, y Caballar como anfitrión; y además tienen que ser portados de una determinada manera, porque si no la mojada no es efectiva (Blanco, 1992). Este orden de preeminencia ha dado lugar históricamente a conflictos y disputas entre diferentes localidades y autoridades religiosas (Calleja, 1988; Alonso Ponga, 1999). En ocasiones, al atravesar el prado de la dehesa (‘el prao’) se celebra una misa; en otras, se celebra en una pequeña ermita junto a la Fuente Santa (construida en 1915 por autorización del obispo de Segovia ante la petición del entonces párroco).
Finalizada la cual, el vicario de Turégano (que preside la liturgia) y el párroco de Caballar sumergen por tres veces las urnas con las reliquias en la Fuente Santa, realizando con ellas tres veces la señal de la Cruz. En este punto álgido de la ceremonia el sacerdote repite un responso, cuya segunda parte es coreada por los otros sacerdotes y los feligreses:
Cubre Señor el cielo de nubes
y prepara la lluvia para la tierra.
Que hagan brotar hierba en los campos,
para los que sirven al hombre (bis).
Entretanto, la gente reza el estribillo de los gozos y grita: «¡Agua, santos benditos, agua para los campos!».
Existió todo un cancionero, hoy perdido, alrededor de la vida de los santos, sus milagros y las lluvias. También se publicó un libro de gozos y la novena en el siglo XIX (Anónimo, 1828), pero solo se conserva en un pequeño librillo de la novena y gozos de los santos del año 1945, en versión adulteradísima y retórica de lo que debió ser el canto de la vida de estos santos que se recitaba en el pueblo (Francisco Álvarez, 1977).
(continúa el texto descriptivo de la ceremonia en el libro «Los desastres naturales en la cultura tradicional segoviana«; Díez Herrero et al., 2022)
Las Mojadas históricas en Caballar

Existe información histórica de celebración de Las Mojadas al menos desde finales del siglo XVI (1593), aunque con casi total seguridad ya se celebraban con anterioridad (al menos desde el siglo XV), sin que se conserven documentos acreditativos. Se sabe que debió haber una Mojada en el año 1558, en la que el coche de caballos del propio obispo Benavides, visitante incrédulo que trató incluso de impedir la celebración de la rogativa y se mofó de lo que pudieran hacer los santos, hubo de ser sacado del barro por yuntas, ya que el carro en el que iba se atolló bajo un considerable aguacero (V. Sanz, com. pers.; Rico, 2019).
Dichos archivos documentales (Libro de Becerro, actas y libros parroquiales) han sido leídos paleográficamente, transcritos e interpretados por D. Tomás Calleja (1983 y 1988); y también manejados por otros historiadores y cronistas, sin que hasta la fecha se haya mejorado o superado sus trabajos recopilatorios, ni que se tenga constancia de la aparición de más documentos inéditos que amplíen o completen el registro histórico de Mojadas. Según la recopilación de Calleja (1988), se han celebrado 33 rogativas pro pluvia documentadas en Caballar entre 1593 y 1982; a las que cabría sumar la trigésima cuarta y trigésima quinta rogativas del año 1992 (ver Tabla). De ellas, en treinta rogativas se llegó a realizar Mojada, mientras que en las otras cuatro rogativas se habría detenido en la novena previa. Teniendo en cuenta las que han sido dobles en determinados años (1753, 1870, 1945 y 1992), incluso triples (1896), la ceremonia se habría celebrado un total de 28 años distintos en los últimos 427 años (1593-2020).
Información documental | |||
Rogativa en Caballar | Asisten | Mojada /Solo novena | Resultado |
30 de mayo de 1593 | 3 Vicarías | Mojada | Llovió |
13 de junio de 1602 | 3 Vicarías | Mojada | Llovió |
11 de mayo de 1609 | Vicaría de Pedraza | Mojada | Llovió |
26 de mayo de 1620 | Vicaría de Turégano | Solo novena | Llovió |
7 de mayo de 1635 | Vicaría de Pedraza | Mojada | Llovió |
12 de mayo de 1635 | V. Turégano y Sauquillo | Mojada | Llovió |
6 de junio de 1737 | Vicaría de Turégano | Mojada | Llovió |
16 de mayo de 1753 | Vicaría de Turégano | Mojada Mojada | Llovió |
31 de mayo de 1753 | Vicaría de Pedraza | Llovió | |
21 de mayo de 1767 | Vicaría de Turégano | Mojada | Llovió |
9 de julio de 1770 | Vicaría de Turégano | Mojada | No llovió |
8 de junio de 1775 | Vicaría de Turégano | Solo novena | Llovió |
1 de junio de 1780 | Vicaría de Turégano | Mojada | Llovió |
7 de junio de 1803 | Vicaría de Turégano | Mojada | No llovió |
30 de junio de 1820 | Vicaría de Turégano | Mojada | Llovió |
¿12? de junio de 1824 | Vicaría de Turégano | Mojada | No consta |
24 de abril de 1834 | Solo Caballar | Mojada | Llovió |
27 de junio de 1842 | Vicaría de Turégano | Mojada | Llovió |
12 de junio de 1865 | Vicaría de Turégano | Mojada | Llovió |
22 de abril de 1868 | Vicaría de Turégano | Mojada | Llovió |
29 de mayo de 1870 | Vicaría de Turégano | Mojada | Llovió |
13 de junio de 1870 | Vicaría de Pedraza | Mojada | Llovió |
28 de abril de 1896 | Vicaría de Turégano | Mojada | Llovió |
12 de mayo de 1896 | Vicaría de Pedraza | ¿Solo novena? | Llovió |
1 de junio de 1896 | 3 Vicarías | Mojada | Llovió |
7 de junio de 1899 | Vicaría de Turégano | Mojada | Llovió |
1 de julio de 1907 | Vicaría de Turégano | Mojada | Llovió poco |
12 de junio de 1924 | Vicaría de Turégano | Mojada | No llovió |
10 de junio de 1942 | Vicaría de Turégano | Mojada | Llovió |
3 de mayo de 1945 | Vicaría de Turégano | ¿Mojada? | Llovió |
15 de mayo de 1945 | Vicaría de La Cuesta | Mojada | Llovió |
30 de mayo de 1964 | Vicaría de Turégano | Mojada | Llovió |
6 de junio de 1982 | V. Turégano y La Cuesta | Mojada | Llovió |
9 de mayo de 1992 | ¿3 Vicarías? | Mojada | ¿Llovió? |
24 de mayo de 1992 | V. Turégano | Mojada | Llovió |
Relación de las rogativas (Mojadas o solo novenas) celebradas en Caballar desde que se dispone de actas u otros testimonios escritos y auténticos de las mismas (Calleja, 1988; más última posterior).
Esta información es un extracto del capítulo 7.1 del libro «Los desastres naturales en la cultura tradicional segoviana» (Díez Herrero et al., 2022), en el que se puede encontrar abundante bibliografía adicional, como las referencias citadas en el texto.
[Reproducción del artículo publicado en la web sobre la geología segoviana: https://www.geologiadesegovia.info]
- Turégano: Villa episcopal con castillo y gastronomía tradicional
No se sabe bien cuáles son los orígenes del Castillo de Turégano. Del altozano donde se encuentra el castillo hay pocos datos como para saber con certeza que hubo en la antigüedad, si que se sabe que los primeros restos que se conservan datan del siglo XII.
Tampoco se puede asegurar cuál fue la primera construcción del entorno, si fue la muralla o cerca del perímetro exterior, que todavía conserva algún torreón, o si por el contrario, fue la iglesia de San Miguel, que actualmente se encuentra en el interior del castillo. Pero se puede confirmar que ambas construcciones tienen mucho que ver con la estancia del obispo de Segovia por estas tierras.
Ya en 1123, la reina doña Urraca de Castilla dona el señorío de Turégano a Pedro de Agen, primer obispo de Segovia, lo cual fue ratificado cuatro años después por Alfonso VII, quedando en perpetuidad. Lo que no se sabe con seguridad e si es Pedro de Agen o alguno de sus sucesores inmediatos quien iniciara las obras.
La iglesia se construiría en la segunda mitad del siglo XII, presentando una planta basilical de tres ábsides y tres naves, toda ella abovedada en piedra, lo que le aporta una monumentalidad excepcional en el románico segoviano, a lo que hay que añadir la ubicación de la torre campanario en la zona del crucero.

Tal vez, según avanzaban las obras de la iglesia o justo una vez terminada, se comenzaron a añadir dependencias y espacios defensivos sobre ella, llegando señalar las investigaciones recientes al menos tres fases de encastillamiento anteriores a la que hoy en día vemos.
Este último encastillamiento se iniciaría en 1471 por encargo del obispo Juan Arias Dávila que residió en Turégano de manera más habitual al exiliarse de Segovia tras retomar el poder Enrique IV después de la Guerra Civil que asoló Castilla entre 1464 y 1468. Es en ese momento cuando se realiza la cerca interior, los tres grandes torreones sobre la cabecera del tempo y se inicia el encastillamiento de la iglesia, que finalizará ya en época del obispo Diego Rivera.
Entre sus paredes se han hospedado personajes tan ilustres como Fernando de Aragón, Fernando el Católico, quien permaneció aquí unos días, en 1474, antes de llegar a Segovia para encontrarse con su esposa, Isabel la Católica. El castillo también llegó a utilizarse como prisión de Estado y en él estuvieron encerrados algunas figuras históricas como Alvaro de Luna, valido de Juan II de Castillo en su camino hacia el cadalso en la plaza mayor de Valladolid, Antonio Pérez, primer ministro de Felipe II, o el hijo del Duque de Osuna.
Fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1931 y está incluido en la Ruta de los Castillos de Castilla y León. Su conservación e historia le hacen ser de los más interesantes de España, pudiendo visitarse durante todo el año. En la actualidad, en su interior se siguen celebrando cultos cristianos, además de diversos eventos como conciertos de música clásica.
Por lo que respecta a la propia villa de Turégano, indicar que se encuentra en el centro de la provincia de Segovia asentada sobre un antiguo castro arévaco, posteriormente romanizado.
Construido en el siglo XV, el castillo de la localidad vigila el caserío desde su loma, coronada por la espadaña del campanario que muestra que en su interior alberga una iglesia. Es la iglesia de San Miguel, templo románico de finales del siglo XII o principios del XIII sobre el cual se contruyó la fortaleza.
Un siglo antes Turégano se había convertido en villa episcopal, cuando doña Urraca dona al obispo de Segovia, Pedro de Agen, estas tierras, como ya se ha mencionado. Fue entonces cuando comenzó a construirse la iglesia de Santiago que acabó convirtiéndose en un templo barroco que durante siglos escondió detrás de su retablo rococó un ábside románico descubierto de forma casual en la década de los noventa.

Recientemente restaurado y abierto al público, supone para muchos uno de los hallazgos románicos más sorprendentes de las últimas décadas en nuestro país, habiéndose recuperado parte de las esculturas originales y de sus pinturas policromadas.
A los pies del castillo se abre su magnífica plaza porticada, denominada por el local Victoriano Borreguero 'la plaza de los cien postes'. Puro estilo castellano cuyos soportales están formados por columnas de piedra y forjados de madera, la cual se viste de coso taurino, de forma cuadrada, durante las fiestas en honor al Dulce nombre de María, celebradas el primer fin de semana de septiembre.
El río Mulas atraviesa la villa y riega las huertas que dan verdor al núcleo central de la localidad. Antiguamente también abastecía a los diversos caños que hay en la localidad, destacando el conocido como El Pilón, construido en la época de Carlos III a las puertas de la iglesia de Santiago. Este arroyo fluye hasta el pinar para más tarde desembocar en el cercano río Cega, pinar que alberga el Museo Forestal, emplazado en la denominada Casa del Ingeniero y que recuerda a los antiguos oficios forestales como el resinero, el cual se está empezando a recuperar en nuestros días.
Gracias a ser encrucijada de caminos, la feria de ganado de San Andrés de Turégano, celebrada a finales de noviembre, ha sido cita obligatoria para feriantes y mercaderes durante décadas, hoy reconvertida en muestra de maquinaria agrícola y feria gastronómica y de artesanía. Otra cita ineludible es el Viernes Santo cuando el pueblo se ilumina únicamente con velas para celebrar la Procesión del Silencio.
Descubrir Turégano es contemplar la antigua sinagoga transformada en casa parroquial, es visitar la torre del castillo, es pasear por el pueblo que vio nacer al artista Esteban Vicente o sentir la pervivencia del románico y también es degustar su gastronomía tradicional, fundamentada sobre el cordero lechal asado en horno de leña, que se degustan en la feria de San Andres, en las fiestas patronales, a principios de septiembre, o, por qué no, en cualquier fin de semana del año.
- Otones de Benjumea: Dos museos para disfrutar con la educación, la vida, la economía y las costumbres del pasado reciente en los pueblos castellanos
- "La Última Escuela", un museo pedagógico de la educación rural
La etnografía escolar, la etnohistoria de la escuela o la historia material de la escuela, entre otras, son imágenes que se vienen utilizando para designar una nueva corriente, emergente en la pasada década, y que consiste en la atención que los historiadores de la educación están prestando a la recuperación y estudio de los materiales de dicho patrimonio pedagógico.
Esta tendencia se propone el objetivo de orientar en la comprensión de los modelos formativos que subyacen en las estructuras materiales de la enseñanza en cada momento histórico. Así, los libros, los recursos didácticos, el mobiliario, los espacios y el resto de los elementos que conforman el utillaje escolar hablan también de los modos de sentir y pensar, de los sistemas de valores que han informado la educación, de la intrahistoria de la escuela y de las relaciones de ésta con la sociedad de la época.
Por otra parte, estos nuevos planteamientos historiográficos han impulsado el interés social y la revalorización que los viejos útiles escolares han alcanzado. A ello, sin duda, ha contribuido también el efecto nostálgico que produce el recuerdo y la consiguiente identificación con los objetos de nuestra infancia.
Las anteriores circunstancias, coincidentes con algunos de los objetivos de la A.C. "El Corralón", están en el origen de la creación del Museo Pedagógico "La última escuela de Otones de Benjumea".
Inaugurado en 1996 y ubicado en el antiguo edificio escolar, recoge y muestra la historia de la escuela desde mediados del siglo XIX hasta el momento presente.
En él se pueden encontrar referencias sobre los maestros que enseñaron, los libros de texto y lectura con los que se aprendía, los materiales didácticos que posibilitaban y hacían más ameno el aprendizaje, los juegos y juguetes de la época, el mobiliario escolar que se utilizó...
Sus fondos están compuestos por más de 16.000 libros, por más de 4.000 objetos de menaje escolar ( pupitres, iconografía, recursos educativos, etc.) y por otros documentos y materiales propios de la escuela. Por otra parte, con la intención de guiar y orientar la interpretación de la realidad escolar representada en el Museo, la Asociación que lo gestiona ha publicado un catálogo-libro y un vídeo sobre el mismo. Aun siendo uno de los primeros museos pedagógicos de estas características creados en Castilla y León en la etapa histórica reciente, en la actualidad existen ya repartidas por toda la geografía española otras importantes iniciativas que, sin duda, completarán la tarea de recuperación y reconstrucción del patrimonio escolar.
- Museo etnográfico: Vida, economía y costumbres rurales
Los grandes avances tecnológicos producidos en la segunda mitas del siglo XX van a suponer transformaciones definitivas en el mundo rural. Tanto sus estructuras productivas como sus costumbres y formas de vida experimentan un cambio radical que, en la mayoría de los casos, ha resultado beneficioso para sus habitantes.
No obstante, estas transformaciones conllevaron también algunos efectos no deseados, como un cierto olvido y abandono, e incluso menosprecio, de todos aquellos objetos y prácticas que recordasen un pasado de muchos esfuerzos y sacrificios y, a la postre, muy poco generoso en sus rendimientos.
En la actualidad, sin embargo y afortunadamente, el interés general por los viejos instrumentos utilizados en el ámbito rural se ha acrecentado extraordinariamente, traspasando los límites del coleccionismo o de lo puramente comercial.
En las dos últimas décadas se ha ido configurando toda una corriente, visible sobre todo en las diversas exposiciones etnográficas, museos rurales, escenificación de antiguos oficios que se han venido organizando en nuestra provincia, que, más allá de motivaciones de carácter nostálgico, obedece a un intento de objetivar la memoria colectiva mediante la exhibición pública de aquellos instrumentos. De esta forma, a la vez que se facilita su interpretación y difusión, se están abriendo nuevos cauces para que la cultura rural pueda contribuir al desarrollo de sus protagonistas.
En este contexto, La A.C. "El Corralón", continuando la tarea de recuperación del patrimonio etnográfico, emprendida en 1996 con la Exposición "Raíces" -e interrumpida con motivo de la rehabilitación del viejo caserón del siglo XIX que albergaba sus fondos-, inauguró en agosto de 2001, una vez finalizadas dichas obras, "El Museo Etnográfico de Otones de Benjumea"
Ubicado en un marco incomparable, "la Casa del Marqués", que sirvió de residencia de temporada a los nobles propietarios del término municipal, el Museo guarda y presenta para su estudio y contemplación un amplísimo muestrario de objetos antiguos a través de los cuales se puede recordar y reconstruir lo que fue la vida cotidiana de sus habitantes en sus más diversas manifestaciones. Las labores agrícolas y ganaderas -como la siembra, la recolección, la vendimia, el pastoreo-; los oficios -albañilería, carpintería, herrería, entre otros- que complementaban a las principales actividades productivas; los útiles del hogar - relativos a la cocina, la matanza, la alimentación y la higiene; el ajuar de la casa -ropas, muebles y demás enseres domésticos-; los juegos, deportes tradicionales y otras formas de esparcimiento; colecciones de fotos antiguas y noticias de prensa sobre nuestro pueblo; descripciones de las costumbres más arraigadas..., todo ello está representado en las distintas dependencias del Museo.
Con esta iniciativa, la A.C. "El Corralón" pretende, por una parte, recuperar y transmitir las tradiciones, las costumbres y las formas de vida de esta pequeña localidad. Y, por otra, quiere brindar un homenaje de admiración y agradecimiento a los antepasados, a los abuelos, a los padres; verdaderos protagonistas y artífices que, con su trabajo abnegado y emprendedor, han ido configurando las señas de identidad de nuestro pueblo.
-
Localización del "Valle del río Pirón alto y medio en Segovia"
